lunes, 3 de diciembre de 2018

EL AMOR PROPIO COMO AUTOESTIMA Y AMOR A SI MISMO

EL AMOR PROPIO COMO AUTOESTIMA Y AMOR A SI MISMO

La autoestima es el conocimiento que tenemos de nosotros mismos, es decir, la aceptación de nuestros potenciales y debilidades, aquello de lo que somos capaces hacer de acuerdo con nuestra humana condición. Significa, por tanto, la posibilidad de aceptarnos tal y como somos, con nuestras virtudes y defectos.
Se habla hoy en día de alta y baja autoestima. La persona con alta autoestima, al aceptarse como es busca siempre el bien de sí misma, por el contrario, la que tiene baja autoestima, al no aceptarse con sus propios potenciales y limitaciones, tiende a la depresión, a la desmoralización y, en algunos casos, al suicidio. En pocas palabras, no busca su propia realización, sino lo contrario, su autodestrucción.
A decir verdad, la primera persona con la que de hecho nos relacionamos somos, evidentemente, nosotros mismos, y esta relación es la que da lugar precisamente al amor propio. Si aceptamos la idea del amor propio como elevada autoestima, tenemos que aceptar que aquel es bueno por varios motivos: 
1) porque cada uno de nosotros somos seres dignos y valiosos, ya que somos personas. No son personas sólo los otros, sino también nosotros lo somos, y por consiguiente, también somos dignos de ser amados;
 2) sería realmente absurdo amar a los demás y no amarnos a nosotros mismos; tenemos, por tanto, que cuidarnos y preocuparnos de nosotros mismos; 
3) aunque somos responsables de los demás, lo somos de nosotros mismos, precisamente porque nuestra capacidad de autodeterminación se limita a nuestro propio ser. Por todo ello, estamos obligados a prestarnos una atención especial, ya que somos la persona en quien más podemos influir y a quien, por otra parte, más podemos ayudar.

CONCEPTO DEL AMOR

CONCEPTO DEL AMOR 

Con sólo mencionar el término “amor”, damos por sentado que existen muchas clases de amor: a sí mismo, a los demás, a la naturaleza, a Dios, a la humanidad, a los animales, incluso a las cosas materiales. 
Pero, el verdadero significado que interesa desde el punto de vista ético, es el amor que profesamos a las demás personas y a nosotros mismos, sin desconocer que el amor también se puede concebir en la relación hombre-cosa.

Platón
  Platón quien en sus Diálogos E l Banquete y el Fedro, se ocupó del tema con mayor profundidad. Lo que dijo al respecto, su ubica en el dominio de los mitos, las fábulas y en su concepción general del amor griego. En este marco, de acuerdo con Ramón Xirau,Platón sostiene una concepción dialéctica del amor. En tanto eros, el amor es sinónimo de creación, pero también de carencia; en primer término es amor a la sabiduría, es conocimiento de la belleza, pero al mismo tiempo es ausencia, es decir, capacidad de aspiración y de deseo. En tal sentido, el amor es y no es al mismo tiempo. Es primero carencia, para después tornarse en realización de la persona que ama o es amada.
 Tomás de Aquino define al amor como un acto genérico de la voluntad orientado hacia el bien en general. Según este teólogo-filósofo: “Todo el que obra, obra por un fin. El fin es el bien que cada uno ama y desea, por lo que resulta manifiesto que todo agente obra cualquier acción por algún tipo de amor”. Bajo este sentido, buscamos todo tipo de fines porque pensamos que ese es nuestro bien, y en esa búsqueda incesante, el fin que buscamos es lo que uno ama. Por consiguiente, para Tomás de Aquino, el bien y el amor son una y la misma cosa.

San  Agustín 
San Agustín, sostuvo una concepción del amor cuyo significado es conveniente vincularlo con su pensamiento teológico. Para él, existen dos tipos de amor: el amor propio y el amor a Dios. De cada uno de ellos se deriva una forma de existencia: la terrenal o la divina. En su obra Ciudad de Dios, señala: “Dos amores fundaron dos ciudades: el amor propio hasta el desprecio de Dios, la terrenal; y el amor de Dios hasta el deprecio de sí mismo, la celestial. La primera se gloría en sí misma, y la segunda en Dios”. Para San Agustín estas dos formas de amor implican que el hombre se ama muy poco si no ama a Dios, y si lo ama, se ama a sí mismo, de ahí que para él sea necesario amar a Dios sobre todas las cosas, como condición del amor propio.

EL HOMBRE COMO SER CONSTITUTIVAMENTE MORAL

EL HOMBRE COMO SER CONSTITUTIVAMENTE MORAL 

Se afirma que somos, según cierta tradición de la filosofía moral hispana, seres constitutivamente morales, lo que significa, para decirlo en términos coloquiales, que “no nos queda de otra”. En esto, y, parafraseando ajean Paúl Sartre, estamos condenados a ser sujetos morales. Podemos comportarnos de forma moralmente correcta en relación con determinadas concepciones del bien moral, es decir, en relación con determinadas normas y códigos morales para nosotros valiosos, o bien, en el otro extremo, podemos comportarnos de forma inmoral con respecto a ellos, pero estructuralmente hablando, no existe ninguna persona que se encuentre situada “más allá del bien y del mal”. Esto significa que ante el hecho moral, por más que queramos, no podemos ser indiferentes: somos seres morales tanto porque nos apegamos a cierta moral como porque nos apartamos de ella. Desde los orígenes mismos de la humanidad, la conducta humana se enfrenta a la doble posibilidad de ser, precisamente “buena” o “mala”, digna o indigna del hombre. Así, la libertad implica siempre el riesgo humano de escoger tanto una conducta como otra. De ahí lo que en ética se conoce como ambigüedad humana.

UTILIDAD DE LA ETICA

¿POR QUE Y PARA QUE DE LA ÉTICA?



Recapitulando, conviene precisar el por qué de la necesidad de la ética y el para qué de su utilidad, en las circunstancias actuales.

¿Es importante la ética? ¿Por qué? 
• “Porque somos seres racionales: no nos gobierna el instinto ni la pura sensibilidad. 
• Porque somos libres y queremos escoger el bien. 
• Porque el hombre hace honor a su condición de sujeto sujetando sus actos, llevando las riendas de su conducta, conduciéndose. 
• Porque somos responsables de nuestros propios actos y decisiones. 
• Porque estamos compuestos de inteligencia y libertad. 
• Porque necesitamos vivir en sociedad. 
• Porque queremos alcanzar el fin, la perfección de nuestra propia naturaleza. 
• Porque somos seres humanos. 
• Porque somos personas. 
• Porque queremos ser felices y el mal nos deshumaniza. 

¿Para qué es importante la ética? 
• Para vivir como lo que somos: personas. 
• Para hacer un mundo justo y habitable. 
• Para procurar el bien común. 
• Para vivir en sociedad y en paz. 
• Para respetar a los demás y ser respetados.
• Para ser felices .

Ética para el siglo XXI

ÉTICA PARA EL SIGLO XXI 

Ante la crisis profunda que manifiestan las sociedades actuales, tanto a nivel global como cotidiano, y como consecuencia de la crisis misma de los valores de la modernidad, y más concretamente, de la cultura occidental, se requiere de un cambio profundo como respuesta a este estado de descomposición social y moral. En este sentido, la ética se convierte en un saber y en una reflexión imprescindible como condición de supervivencia de la humanidad sobre la tierra. Hoy más que nunca se hace necesario un talante ético sobre el comportamiento moral del hombre, es decir, una reflexión acerca de las normas y valores que han de guiar nuestras acciones en el presente y futuro inmediato. Necesitamos de la reflexión ética, porque requerimos recuperar el sentido ético de la existencia humana. Para que ello sea posible nos urge la creación de una “ética planetaria”, “macroética” y/o “ética inteligente”, capaz de establecer para toda la humanidad y para la sociedad e individuos en particular, los siguientes mínimos: 
• Un mínimo de valores, normas y actitudes comunes. Se hace necesario un consenso mínimo sobre determinados valores, normas y actitudes, que haga posible una convivencia humana digna.
 • Vínculos libres. Tanto en el ámbito individual como social, en la vida humana se hacen hoy más que nunca decisivos vínculos libremente elegidos con respecto a orientaciones, valores, normas y actitudes vitales entre los hombres y mujeres de todo el mundo. 
• Una ética de la responsabilidad. Requerimos para sobrevivir como especie humana, una ética de la responsabilidad individual y social. Responsabilidad de la comunidad mundial con respecto a su propio futuro. Responsabilidad para el ámbito común y el medio ambiente, pero también con el mundo futuro.
• La institucionalización de la ética dentro de la sociedad (comisiones de ética, cátedras de ética, códigos de ética, talante ético mundial).
Crisis de valores en la globalizacion 

Clasificación de los valores

CLASIFICACIÓN DE LOS VALORES

 Para fines de análisis, los valores se pueden clasificar en: humanos, éticos, morales, intelectuales, estéticos, económicos, científicos, entre otros. En lo que sigue, sólo destacaremos los que desde el punto de vista ético resultan ser los más relevantes:
Valores humanos 

  •   Valores humanos: Son los valores que emanan del deseo de ser, de las posibilidades o potencialidades más propias e inherentes a la naturaleza humana. Son los valores del hombre humanizado, toda vez que éstos expresan su esencia, al mismo tiempo que la van transformando y enriqueciendo históricamente con las grandes creaciones de la cultura y la civilización (libertad, paz, igualdad, justicia, amor, racionalidad, dignidad, etcétera).
  • Valores éticos: Son los valores del hombre, pero en cuanto persona; su ámbito es el de la interioridad, de la conciencia y la vivencia, de la autenticidad, la intencionalidad, la voluntad y la responsabilidad. Pertenecen a la esfera propia de la individuación, la libertad y la conciencia moral de la persona (honestidad, bondad, verdad, prudencia, justicia, respeto, tolerancia, dignidad y valor de la persona, criterio moral, etcétera). 
  • Valores morales: Al igual que los valores éticos, son los valores que competen exclusivamente a la persona, entendida esta última como el único ser consciente y libre, responsable de sus actos. Sólo las personas pueden ser sujetos de los valores morales (justicia, bondad, la persona, el amor, etcétera).
  • Valores intelectuales: Son los valores que dan cuenta de la actitud científica y filosófica del hombre ante el conocimiento. Entre ellos destacan la autonomía del pensamiento y la conciencia crítica, la capacidad de pensamiento lógico, lo verdadero, la creatividad y la inventiva.
  • Valores estéticos: Son los valores que dan cuenta del sentido del arte, la belleza, lo elegante y el respeto por las diferentes expresiones artísticas.
  • Valores religiosos: Refieren a lo absoluto, la trascendencia, la fe, lo santo, etcétera. 
  • Valores cívico-políticos: Sentido de pertenencia a una comunidad, conciencia del otro, solidaridad, fraternidad y servicio, democracia, nacionalismo, amor a la patria, etcétera. 
  • Valores físicos: Son los valores de la salud, la capacidad física, la conciencia de sí y la autoafirmación. 
  • Valores económicos: Son los valores de uso y de cambio de las mercancías, precios, la bolsa, posesión y propiedad, etcétera. 
  • Valores sociales: Son los valores de la solidaridad, sentido de pertenencia, democracia, igualdad, justicia, comunicación, equidad, tolerancia, etc.





lunes, 26 de noviembre de 2018

EL MUNDO DE LOS VALORES, ÉTICA

EL MUNDO DE LOS VALORES 

La palabra valor, para diferentes autores y en distintas épocas, adquiere una pluralidad de significados. Sin embargo, en la actualidad nos es dado hablar de la existencia de distintos valores: útiles, científicos, estéticos, morales, religiosos, etc. 


La axiología es, pues, la teoría de los valores, es decir, la disciplina filosófica que aborda esta área de estudio que ensaya sus primeros pasos en la segunda mitad del siglo XIX. No obstante, ello no significa que anteriormente no se haya reflexionado en torno a los valores. Los filósofos de la Grecia clásica, Platón y Aristóteles, por ejemplo, no hablaron nunca de valores, aunque se ocuparon del estudio de la belleza, la justicia, el bien, la democracia, entre otros valores que en la actualidad seguimos considerando como tales. Sin embargo, dichos estudios no lograron constituirse en un campo de indagación filosófica que tomara a los valores como un objeto de estudio por derecho propio, ya que cada valor era estudiado de forma aislada, por ejemplo, la justicia interesaba por sí misma y no como representante de una especie más amplia, lo mismo se puede decir de los demás valores particulares. No es sino hasta el siglo XIX, cuando los valores comienzan a ser tomados en cuenta como un campo de estudio autónomo, es decir, como objeto de reflexión propio.
La axiología surge, pues, cuando se comienza a reflexionar no sobre valores aislados, sino cuando se les empieza a situar en una problemática más amplia que los unifica, lo que nos remite al problema de su propia naturaleza, que interroga por su propia esencia (¿qué son los valores?), su sentido (¿para qué sirven los valores?), su fundamento (¿los valores son cosas y/o cualidades de cosas, son estados subjetivos como el deseo, el agrado, el interés, etc., o bien, son construcciones sociales?), su conocimiento (¿cómo se conocen los valores? ¿se captan emocional o intelectualmente?), su realización (¿cuáles son las condiciones de posibilidad de los valores?), su existencia (¿cuáles son sus modos de existencia, ¿son cosas, cualidades, entes ideales, constructos culturales?), su historicidad (¿son relativos o absolutos, históricos o universales?), su método (¿cómo nos aproximamos al estudio de los valores?). Son precisamente estas problemáticas de orden filosófico, las que hicieron posible la constitución de la axiología como rama de la filosofía independiente, a las que se unen otras situaciones condicionantes de orden sociocultural, no por ello menos importantes.

EL AMOR PROPIO COMO AUTOESTIMA Y AMOR A SI MISMO

EL AMOR PROPIO COMO AUTOESTIMA Y AMOR A SI MISMO La autoestima es el conocimiento que tenemos de nosotros mismos, es decir, la aceptación...